Una de las preocupaciones más generales entre los padres de nuestro alumnado de Educación Infantil (3-5 años) es la pronunciación y articulación correcta de sus hijos, sobre todo con el fonema /r/, /rr/ y sus trabadas derivadas /br,cr,dr,tr,pr/.
Es completamente normal, que los niños y niñas de esta edad, muestren dificultad en la pronunciación correcta de estos fonemas,(dislalias) puesto que su aparato fonoarticulador debe madurar y prepararse para realizar de manera efectiva dicha misión.
A excepción de casos muy aislados, producidos por problemas de tipo neurológico, con sus órganos fonoarticuladores, con la funcionalidad de estos y/o por discapacidades asociadas,está dentro de lo considerado como "normal" que hasta que los alumnos/as no cumplan los 6/7 años, las dislalias no pasen de evolutivas a patológicas (sobre todo con el fonema /r/). Este sería el momento en el que, el especialista de Audición y Lenguaje, debería empezar a rehabilitar de forma directa.
Hasta entonces, debemos hacer mucho hincapié en la PREVENCIÓN PRIMARIA, es decir, trabajar diaria y activamente el área de la comunicación y el lenguaje en la clase de Educación Infantil con sus tutoras/es y definir (en caso necesario),programas específicos para tal causa (que pueden realizar los mismos profes y la especialista de Audición y Lenguaje siempre que el horario y los recursos lo permitan).
Los programas de estimulación del lenguaje oral se realizarán siempre con un caracter lúdico y dirigidos a todo el grupo-clase.
Los aspectos a trabajar son amplios y van desde realizar ejercicios de soplo,respiración, relajación, praxias,etc. hasta talleres de cuentacuentos, ampliación de vocabulario, inventar historias, practicar la escucha activa,etc.
En la siguiente entrada daremos unas orientaciones a las familias, para que en casa, podamos continuar con el trabajo realizado en el colegio, y así cumplir los dos objetivos principales de estos programas:
1.- Dotar de coherencia y continuidad el proceso de Enseñanza-aprendizaje de vuestro hijo/a.
2.- Ayudar a prevenir activamente posibles problemas de habla, comunicación y lenguaje que el alumnado pudiera desarrollar en un futuro, o al menos, mermar sus consecuencias.
Un saludo,
María.
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